miércoles, 4 de septiembre de 2013

Una infancia nunca recuperada...

¿Qué es lo que nos hace humanos? ¿Qué separa al hombre de la bestia? ¿Es acaso la apariencia humana? ¿Es el caminar erguidos? ¿Es acaso el lenguaje?




Imagina vivir en un mundo de cuatro paredes blancas, atado(a) a una silla orinal la mayor parte del tiempo, en donde el único contacto con la humanidad es el de tus padres e incluso, tengas que depender de ellos para comer, y que cuando intentes hacer el menor ruido o intento por emitir algún sonido vocal seas golpeado(a). Y lo más doloroso aun, que tu padre sea el culpable de ese aislamiento, de esa denigrante forma de vivir, que sea él, el que te mantiene viviendo en esa forma tan precaria durante 10 años.


¿Parece un sueño no? ¿Una historia macabra? ¿Una pesadilla?
Si, una pesadilla verdadera, la pesadilla que vivió Genie Wiley, apodada “La niña salvaje” debido a la falta de aprendizaje que presentaba. Cuando fue encontrada y rescatada se noto inmediatamente su extraña y comprensible actitud: su modo de andar no parecía humana, estornudaba, rasguñaba y escupía la mayor parte del tiempo. Y es que Genie nunca tuvo una vida ni mucho menos una infancia humana. Durante esos años jamás tuvo contacto con la humanidad, ella estaba sola, excluida por su padre.

El caso de “La niña salvaje” atrajo la atención de varios científicos e investigadores de California, lo que provoco la rápida investigación a la que estuvo expuesta, dicha investigación y documentación del caso fue nombrado como “GENIE” (Nombre que le pusieron a la niña también). Estados Unidos vio la oportunidad de estudiar uno de los casos de niños salvajes más susceptibles de ser documentados y medidos, por lo que asignó recursos especiales a la investigación de Genie.

Gracias al apoyo que le dieron a Genie, ella pudo desarrollar el lenguaje poco a poco, aprendió incluso a vestirse por ella sola, a comer incluso. David Rigler y su esposa Marilyn, quienes se enfocaron ante todo en enseñarle cosas prácticas más que la observación de sus hábitos. Un hecho importante en el caso fue sin duda cuando Genie pudo hablar acerca de sus años de maltrato:

Marilyn Rigler: ¿Dónde te quedabas cuando estabas en casa? ¿Dónde vivías? ¿Dónde dormías?
Genie: Silla entrenadora.
Marilyn Rigler: ¿Dormías en la silla entrenadora?
Genie: Ajam. Silla entrenadora.

Pero… ¿Y el padre? Él era el salvaje, la bestia, y es que no se justificaba con el hecho de que su hija tal vez fuera de lento aprendizaje cuando nació y por eso la condeno a una vida infame. ¿A caso eso sí es ser humano? Encerrar a tu hija durante 10 años por temor a ser vista por la sociedad, mantenerla aislada de un mundo para dejarla vivir en una pesadilla.






El mundo había descubierto a Genie, y ahora era ella quien descubría el mundo.





¿Por qué vemos lo que estamos viendo?

La humanidad está cambiando tanto, que ahora ya no podemos distinguir a los animales de las bestias ni de los humanos, la vida es tan hermosa, pero lamentablemente, poco a poco se está inundando de basura, de personas sin corazón, de personas con prejuicios, de personas sin amor, sin moral. Una humanidad que daña a los más débiles.

Basada en la información presentada en el siguiente documental:

Por: Sarai Leetch

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